martes, 7 de septiembre de 2010

Las cuevas del Drach (Mallorca)

Mosaico junto a las taquillas de las cuevas del Drach


Si ya me advirtió mi guía turística, "yo no iría a esa cueva, iría a la de Hams", pero yo erre que erre, que quería ver las del Drach, que algo debían tener ¿no? Y no se puede decir que sean feas: las hacen feas. Está claro que hay que aprovechar el tirón turístico, pero eso es una cosa y otra la que se hace al final. ¿La cueva? ¿Qué cueva? Hicimos los 1000 metros Drach. Las visitas no son guiadas –lo ponen en la web- lo cual ya me parece un poco increíble por el elevado precio que se paga (11’50 €), pero no sólo eso, se trata de ir andando por una cueva ‘gastada’, quiero decir, no tiene ni de lejos el brillo que tiene otras cuevas, con un montón de gente alrededor tuyo (no sé cuantos entramos, pero no menos de 300 personas) y la mayoría del tiempo se va en esperar a que la gente se siente en las gradas que se encuentran en el interior de la cueva. ¿El espectáculo? Pues sí, curioso, bonito, con una sonoridad muy buena, pero, reducir la visita de las cuevas a esto me resulta lamentable.

Fin del espectáculo, hala, todo el mundo corriendo para fuera de la cueva. Por cierto, un saludo para el montón de sordos que iban en la visita, porque no puede ser otra la explicación para la gente que a pesar de indicarse una y otra vez la prohibición de hacer fotos, iban con su cámara disparando a tocho y mocho. No estaría mal que alguna vez se pillara a algún individuo de estos y se le cantara las cuarenta, pero de verdad.

En definitiva, me ha decepcionado bastante, no la cueva en sí, sino el ‘maltrato’ que se le está dando y por el mismo motivo, lo pobre del recorrido que se hace por ella. Está claro que la ‘pela es la pela’ … y que algún día nos quedaremos sin cueva.
Nos vemos.