sábado, 11 de febrero de 2017

Qué bien sienta un caldito en Navidad...

...si mi madre no anda cerca. Qué cosa más rara, ¿verdad? Todo tiene su explicación. Veréis, veréis.

Día 25 de Diciembre de 2016, toda la familia reunida, y como es típico de estas épocas, uno ha comido más de lo que debiera. ¿Qué es lo que apetece? Pues un caldito con fideos - o sin ellos - calentito, para 'asentar' el estómago y poder seguir tragando. Pues en eso andamos, la olla puesta - chof chof - oliendo ya hierbabuena y mi madre deambulando por la cocina con los preparativos previos echando una mano para que todo estuviera en su punto. "¿Dónde hay unos tomates y pimientos para darle gustito al caldo". Creo que nadie responde y cada uno sigue con lo suyo...

Caldito listo, entremeses listos y mi madre saboreando una tapita de jamón, a lo que exclama: "¡qué pica esto!". Vamos a ver, el jamón puede ser bueno, malo, más salao, más grasiento, pero picante... eso sería un problema. Ella sigue en su queja: " y me pican los labios y por la cara...". Especulaciones... empezamos a especular qué es lo que ha comido realmente. Probamos el  arma del delito, el susodicho jamón y como esperábamos sabía a jamón y nada más. ¿Entonces? Otra voz... "papá esto pica". Vamos a ver niño, ¿también has comido jamón? Pues no, él estaba comiendo el caldito con los fideos. "Voy probarlo que ya me me estáis mosqueando"... pues coño, pica, pica, pica... Me parece a mi que todo empieza a encajar. Voy corriendo hacia la olla del puchero y veo flotando tomates y pimientos.¿¿¿¿He dicho pimientos????. Qué pimientos más raros, y qué pequeñitos. "Mamá, ¿de dónde has sacado los pimientos?". Ella responde inmediatamente, con los labios hinchados (ni el botox hace eso, oiga):  "Pues del frigorífico, unos pimientos que había ...". Sí, pequeñitos, así como redonditos y verdes, vamos, los ¡¡¡¡¡¡HABANEROS!!!!!

Normal que le picaran los labios, los ojos, la boca, un pie y no sólo eso, creo que podríamos haber apagado la luz y nos hubiera iluminado la habitación. Cuatro chiles habaneros dentro del puchero, no uno, ni dos, cuatro y echados con las manitas, las mismas manitas que luego se refregó por la cara, cuando estos pimientos hay que cogerlos con los guantes de "alerta biológica".

En fin, resuelto el misterio, todavía hubo alguno que se tomó dos tazas de caldo, bautizado como el puchenero. Si es que  hay gente pa tó. Mi madre, por su parte, se puso uno de los disfraces de Mortadelo y todavía la andamos buscando por intento de picanticidio múltiple y tal y tal .... 

Omá, sigue así, que me das para escribir. 

Besos.