martes, 23 de abril de 2013

Un paseito 'light' por los Pinares de Aznalcázar

Pues sí que hacía tiempo que no quedaba con la tropa con la que nos juntamos. Un saludo a Rocío, Adela, Nieves, Maria José, Pepe, Aurora (que seguro que se volvió a su pais después de esto) y a Isabel antes de comenzar con el relato de ésta entretenida jornada senderista del 13 de Enero del 13, casi ná, demasiado poco nos pasó vista la fecha.

La ruta comienza como todas, haciendo camino al andar, por los Pinares La Puebla - Aznalcázar (Sevilla). Pronto, el camino -imaginaos un camino con un viaje de árboles y matorral- nos depara la primera sorpresa. Empezamos a oler algo, algo que no es carne de barbacoa, algo que no es tortilla campera, ... huele a... ¿¿¿¿Pestiños???? Sí, pestiños. Pues resulta que un grupo de amigos scouts (un saludo al grupo kenya154) estaban celebrando su pestiñada anual en medio de los Pinares. Tras el asesoramiento de por qué camino tomar y con la promesa de ofrecernos pestiños a la vuelta, reemprendimos el trotar pero una frase se quedó en mi cabeza: "cuidaoooo, que es muy fácil perderse... ustedes coged tó derecho". Sí hombre, perderme yo, con la orientación que yo tengo. Pues peor que mejor conseguimos llegar a nuestro destino ¿en 20 minutos? -aunque a mi me pareció como si fueran dos horas- y tras un breve ágape, nos dispusimos a volver a recoger los coches, coches que estaban como a unas 2 horas de dónde estábamos. 

Decidimos ir sólo los que iban a coger los coches mientras el resto esperaba pasándolo muy mal junto a la chimenea y el café. Mardita la hora en la que me saqué el carné de conducir.

A todo esto que el tiempo empeora y nos pilla de vuelta lloviendo. Parece que no vamos mal encaminados hasta que en medio de un carril -carril que se parecía a todos los demás que había- nos encontramos un coche cuyo conductor nos miraba con cara de 'mi mare, qué perdíos van estos...'. Pues los paramos, de hecho yo estaba dispuesto a tirarme bajo las ruedas del coche llegado el caso, pero muy amable el señor nos indicó que íbamos en sentido contrario al destino, vamos que nos estábamos alejando de los coches ... lloviendo... todo una aventura.

Bueno, pues mejor nos damos la vuelta. Al poco vemos llegar a otro coche... "¿lo paramos para asegurarnos?", pero no, no nos dio tiempo porque sus ocupantes bajaron sus ventanillas y nos preguntaron "¿sois los que váis perdíos?". Joer, pues sí que coge uno rápido fama por estos sitios. "Cuidaoooo, que es muy fácil perderse...".¿Y esa voz? Ni que estuviéramos tan perdidos... si es cuestión de horas que nos encontremos con civilización. Yo por mi parte, ya me estaba poniendo malo porque la risa de Nieves aumentaba, y digo esto porque la risa de esta chica es como un perdidómetro: cuánto más se rie, más perdidos estamos. "Somos los perdíos... ¿y qué pasa?" Los ocupantes del coche, muy amablemente, nos indican por dónde debemos seguir, pero no llevamos recorridos 300 metros que vemos llegar otro vehículo más: "Pues ya los paramos, para asegurarnos del todo y si nos montan ya en el coche, ni te digo". Pero cual es nuestra sorpresa que se para antes y del  coche se baja ... EL DE LOS PESTIÑOOOOOOSSSS, nuestro salvador - acompañado esta vez- y esa voz en off que dice "cuidaoooo, que es muy fácil perderse...". Pues va a ser que tenía razón, que estábamos perdidos o casi.

De aquí en adelante y salvo el rico sabor de los pestiños -MUCHAS GRACIAS- ,el suplicio de quedarnos más de una hora de camino todavía hasta los coches y tener que soportar la humillación de aquel grupo de estupendos pestiñeros mirándonos con cara de "ahí están los torpes", con toda la razón del mundo, nada más, que todavía tengo agujetas...

Si es que las rutas light no son ya lo que eran.


¡Saludos!

jueves, 11 de abril de 2013

VACACIONES DE SEMANA SANTA


Si es que no hay nada como irse en Semana Santa a un lugar tranquilo a gastos pagados. Esta vez escogí un hospital, sí -es que estoy regulin regulan - a pensión completa de comida y "drogas" (obviamente todas legales y prescritas por los médicos correspondientes así que no corráis a hacer cola). Uno no es muy amigo de hacerle gastos innecesarios a la Seguridad Social, pero bueno, al menos cada 30 años conviene mirarse, sobretodo si lo que tienes, te priva de jugar al fútbol :).

Como de todo se puede sacar una sonrisa, pues os relato mis vivencias con mis queridos enfermer@s/médicos y mi inestimable compañero de habitación - Gabriel, un abrazo de los de verdad- ya que una semana completa dan para mucho, mucho, mucho...

Miercoles Santo (a quién se le ocurre)

Pues vamos a acudir a urgencias porque lo que me pasa es, cuanto menos, preocupante. Por cierto, unas urgencias que me atienden rápidamente y bien. La doctora que me atiende, tras análisis -dónde ya me colocan una vía para sacarme sangre, vía de la que ya hablaremos- y electrocardiograma, me sienta en una silla y me dice: "Hemos vistos algo en los análisis de sangre {...} Daño cardíaco ha habido y te vas a quedar en observación" Todo esto con cara de "bufff.... qué shungo" y me espeta un "¿quieres preguntarme algo?" a lo que respondo: "esto...¿cuánto me queda?" Que vá hombre, la verdad es que no estoy puesto mucho en esto de daños cardíacos y demás y si ella lo dice, pues será. Así que comienza mi periplo con primer destino en Observación, y es allí dónde conozco a Gabriel, que anda un poco perjudicado. Finalmente, pues deciden que me quede en planta y me dan una de las mejores noticias de los últimos 37 años "... que hasta el Lunes no te hacemos pruebas, cabessa, que estamos en Semana Santa". Pues eso, espero no palmar antes del Lunes.

Jueves Santo ( o bendito Jueves)

Dia 1 con mi vía puesta, ya le tengo cariño. Aparece una de mi estimables enfermeras con un bote de suero y me pregunta: "¿No tienes suero?". Os doy varias opciones:

  1. "Sí, lo tengo pero lo he escondido"
  2. "Lo he vendido, que la cosa está chunga"
  3. "Obviamente No"
  4. "Me lo ha quitado Gabriel".
  5. "Lo compartimos por todas las habitaciones del hotel".

Espero que hayas tomado la 3, ya que el resto sería preocupante, a la cuál me responden que " tome mucha agua " y que no me lo ponen. Allí conozco a Tranxilium, que me acompañará en mi travesía, de hecho, todavía noto los efesfdfdsdfd....

A todo esto, mi compi, con una sonda por donde dijimos, que esto tiene su historia.

Viernes Santo (Dia 2, Betis 1)

Ya queda menos que antes. Decir que la comida del hospital no está nada mala, o es el hambre, pero no me puedo quejar en absoluto. Más Tranxi (ya somos amigos) y pinchazo de heparina (el 2º). Mi vía sigue dónde mismo -algún que otro jalón - y la sonda del colega, pos igual. Por cierto, valiente coñazo de Getafe-Betis, se podían haber ahorrao el Tranxi.

Sábado Santo

Han pasado 6 meses... digo... 3 dias. A mi colega le quitan el suero que tenía intravenoso...de hecho casi que le echan la culpa por tenerlo puesto. A mi, pinchazo y mi Tranxi, que no me lo quiten. La sonda sigue ahí, dónde duele y mi vía, ya tiene nombre.

Domingo Santo

Dia antes de las pruebas. Me despiertan de madrugada los comentarios de mi vecino: "¿y a él por qué no lo pincháis también?" Pero será sieso el tio... Por lo demás, ingentes cantidades de más de lo mismo. Cuarto pinchazo de heparina en el mismo sitio. Ya duele. Mira, un vulcanito del Mercadona para merendar con un vaso de leche. No sé si comérmelo, porque de estos te comes 6 o mejor no te comes ninguno. La vía se come un trozo del vulcanito, ya tiene vida propia. A mi colega le traen el suero... "¿Pero tú no tenías suero?" "Sí, hasta que me lo quitásteis"... Al menos te sigue quedando la sonda. 

Lunes (de prueba)

Me despierto sobresaltado... alguien intenta robarme ... sangre... todo está oscuro. Nada que me van a sacar sangre a las siete de la mañana. Por fin, llega el momento de usar la vía, mi amiga del alma. La enfermera: "esa vía no, que ya está eso coagulado, dame el otro brazo". Tócatelos. "Mira, pues ya me la quitas que me la llevo para casa, que le tengo cariño". Por supuesto, más tarde llega la enfermera de mi colega para darle el suero...otra vez no... de verdad, que ya no tengo suero.

Pues eah, una ecografía que sale de lujo, nada raro. A mi colega lo visita el médico... "¿tú por qué estás sondao?" Varias opciones:

  1. "Porque me gusta que me la toquen... la sonda".
  2. "Es que soy Homer  Simpson y no quiero hacer fuerza ni para mear".
  3. "Nico, ¿quién es ese hombre de bata blanca que me está haciendo esa pregunta?"
  4. "Pues tú sabras, mi alma"
  5. "¿Sonda?¿Dónde?¿Cómo? Ah, eso, ni lo notaba"

Sí, la cuatro... y yo qué puñetas sé. Pues nada, sonda fuera, porque no sé qué hace ahí. Mea y listo. Y qué bien que llega mi pinchazo de heparina..."¿por qué te han pinchado siempre en el mismo sitio?" me dice la enfermera. Pues porque están viendo quién me hace el moratón más gordo. "Pínchame en el otro lao...si te parece, porque tengo dos laos, para tener los dos moraos..."

Martes (prueba de esfuerzo, me cansa sólo mencionarlo)

Por fin, mi prueba de esfuerzo. Caliento en la banda, hago estiramientos de meñique y me concentro en el cuarto de baño para mi gran prueba. Concentración, concentración ....
"Por cierto, que la máquina se ha estropeado y veremos si mañana...". Coño, me la he cargado sin tocarla. "¿Voy al Decathlon y compro una?" No me dejan. Suena "Just another day in paradise". La cara de mi Gabriel descojonándose de mi, lo mejor del día... 

Miércoles (¿¿¿¿¿¿¿habrá prueba????????)

Me levanto con ansiedad y pregunto ... "¿Habemus prueba?" La enfermera me mira con cara de penita y me dice algo así como "pues no la veo planificada para el dia...". Dicho y hecho, un cuarto de hora después estaba sobre la máquina, electrodos en ristre y con una malla a lo estilo CR7 pasando reconocimiento médico, con músculo sobre músculo apareciendo por los agujeros de la malla, todas las enfermeras ruborizadas, y aquello empieza a moverse. 10 minutos bastaron para darse cuenta que yo maratoniano no soy, pero que todo bien, excepto por la molesta compresión en el pecho, pero bueno, "puedes seguir, ¿no?".

Nada, ALTA, toma ya... eso sí, el almuerzo lo aprovecho que ya tengo la bandeja. Ya volveremos para hacernos otras pruebas.


Epílogo

No hagáis demasiado caso a la secuencia temporal de los hechos y por supuesto que están exagerados para darle vidilla a esto. Sólo agradecer las atenciones a todos los miembros del cuerpo médico, cociner@s, limpiadora, la del suero, la de la sonda, al técnico de la máquina, amigos y por supuesto a mi familia (ay !Rosita, no te quea nah), amigos y pachangueros que me emocionaron con un balón firmado (gracias David). Pensarán que voy a retirarme. Están muy equivocados.

Gabriel, que no me olvido de tí. Cuento con esa ensaladilla (SIN SAL, por supuesto) y con el zumo de uvas con gaseosa.


Hala. No escribo más que me estoy estresaaaaaando y no es nada bueno.